Esta pequeña heladería ambientada en la película Charlie y la Fábrica de Chocolate, nació de la mano de los hermanos Roca y como no podía ser de otro modo se respira creatividad e innovación culinaria por todos los rincones! Desde gustos más o menos convencionales como el chocolate con té verde, hasta auténticas filigranas como la de pan tostado con aceite de oliva, los helados del Rocambolesc son un «must« para los amantes de los dulces.
¡Si está paseando por el corazón del casco antiguo seguro que os llama la atención! Este pequeño local de colores pastel es la meca del dulce! Cupcakes, pasteles, bundt cakes, pies, galletas, macarons … Son solamente algunos de los dulces que ofrecen. ¿Una sugerencia? ¡Pruebe los macarons de violeta y frutos rojos, una auténtica delicia que hará chuparse los dedos! ¡Ah! Y puede desayunar o merendar allí mismo.
La Cafetería Tornès vez es un auténtico paraíso de pasteles, buñuelos, chocolates, trufas y repostería de producción propia. El local es tan impresionante que te obligará a entrar como autómatas, sentarse y pedir. Tentador, ¿verdad?